Cuando el fumador lleva un tiempo sin fumar empieza a tener un leve síndrome de abstinencia que es una sensación desagradable. El propio fumador no es consciente que parte del bienestar que nota al fumar es por la supresión de esa sensación desagradable. Generalmente atribuye esa sensación agradable al propio cigarrillo. Por eso son frecuentes expresiones como «lo bueno que está el cigarrillo» o «qué bueno me sabe». Los efectos de la nicotina explican esa sensación agradable de bienestar que se obtiene al fumar.
Otros motivos habituales que dan los fumadores son: porque me relaja, porque me ayuda a concentrarme, porque me distrae... Cada vez más fumadores contestan que fuman porque están enganchados. Y es cierto. La nicotina es muy adictiva y engancha mucho y cada vez más los fumadores son conscientes de que fuman por adicción. Muchos fumadores querrían fumar menos, «controlar» el consumo de cigarrillos, y aunque lo han intentado se han dado cuenta que no es posible, porque las adicciones no se pueden controlar.
El nivel de consumo, reconocido a través de la cantidad de cigarrillos diarios
consumidos por los fumadores habituales es una medida de la intensidad del
hábito y en este sentido son los varones quienes consumen mayor cantidad de
cigarrillos por día que las mujeres. Los denominados “grandes
fumadores” se cosechan entre los adolescentes fumadores habituales. La
bibliografía señala una tendencia al aumento de cigarrillos fumados diariamente,
directamente proporcional al aumento de la edad del fumador.
Entre los adolescentes fumadores más jóvenes, tanto varones como
mujeres, el consumo de cigarrillos es similar, pero, a medida que avanzan en
edad, los varones son mayores consumidores.